¿Cómo hablar con los niños sobre su enfermedad?

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Hablar claro al niño y no mentirle es lo más importante

1En algunas ocasiones los adultos protegen a los niños de todos los peligros y les evitan tristezas o angustias. Se quiere que no pasen frío, ni dolor, que sean felices siempre. Es por esto por lo que cuando un adulto se enfrenta a una situación de alguna enfermedad crónica, no se sabe qué hacer y en muchos casos se opta por ocultarla, por no hacérselo saber con total claridad al niño. En cambio, hacer esto aumenta el dolor del niño, que jamás sabrá la realidad de lo que le pasa, y nunca aprenderá a enfrentarse él mismo ante las adversidades que se le presenten en su camino. Crecerá temeroso de enfrentarse a sus problemas, porque desde niño, sus padres se han encargado de allanarle el camino.

Los niños son capaces de percibir cuando algo malo sucede en su familia, son seres hipersensibles ante los cambios emocionales de sus padres, y reflejan su angustia a través de su comportamiento, por ejemplo, volviéndose agresivos o irritables. A veces, pueden ocurrir otros cambios como bajo rendimiento escolar, problemas de atención, mojar la cama, etcétera.

Por todo ello, no es aconsejable ocultar al niño su enfermedad, porque tarde o temprano se dará cuenta y será peor para él, e incluso para la propia familia pues se pueden producir emociones de decepción, dolor, tristeza, enojo hacia los padres. E incluso fomentar la pérdida de la confianza en los adultos. Por todo ello, los niños tienen derecho a conocer la verdad y estar al tanto de la realidad que les rodea. Es preferible tener conversaciones abiertas y acordes a su edad. Esta actitud es mucho más sana de cara al largo plazo.

Lo primero que tendrán que hacer los padres será plantear cuidadosamente qué y cómo se le explicará al niño la situación que se está viviendo. Hay que preparar un discurso adaptado a la edad del niño y sobre todo que sea comprensible a su edad y nivel de desarrollo, se debe conocer la enfermedad y estar preparados a posibles preguntas por parte del niño.

Por tanto los padres deben de:

  • comunicarse de una manera directa
  • comunicarse en un nivel apropiado para la edad y nivel de desarrollo del niño
  • hablar cuando el niño se sienta seguro y cómodo
  • observar la reacción del niño durante la explicación
  • ir más despacio o dejar de hablar si observa al niño confundido o si lo ve angustiado
  • El considerar esos puntos puede ayudar al niño a relajarse y a entender mejor la conversación

2Todo este discurso habrá que hacerlo bajo una actitud optimista pero también realista, sin mentir ni prometer cosas que sean imposibles de cumplir.

Aunque parezca difícil trasmitir una mala noticia con una buena actitud es posible hacerlo. Se puede aceptar el problema y considerar todo aquello que no está en nuestro control, expresar nuestra preocupación, tristeza… Si el niño conoce que como familia están pasando un momento difícil pero a pesar de ello se mantienen unidos y juntos, aprendiendo a convivir con la enfermedad, se sentirá más seguro y con confianza suficiente para poder expresar aquello que le angustia o preocupa. Por tanto, una comunicación abierta dentro del núcleo familiar, es clave para afrontar los problemas, preocupaciones y contratiempos que nos presente la vida, como lo puede ser en este caso, una enfermedad crónica.

Los niños de edad pre-escolar

Los niños pequeños necesitan menos información y menos detalles debido a su habilidad limitada para entender. Los niños pre-escolares se enfocan principalmente en las cosas que ellos pueden ver, por ejemplo, ellos pueden tener preguntas acerca de una persona que tiene una apariencia física poco común o que se comporta de manera extraña. Ellos también están muy conscientes de las personas que están llorado y obviamente apenados, o que gritan y están enfadados.

Los niños de edad escolar

multi-ethnic children's hands resting on each other

Ante todo, unión familiar

Los niños mayores pueden querer más detalles específicos. Ellos puede que hagan más preguntas, especialmente acerca de amigos o familiares con problemas emocionales o de comportamiento. Su preocupación y preguntas son generalmente bien directas. «¿Por qué está llorando esa persona?» «¿Por qué está esa persona hace esos gestos tan raros?» Ellos pueden preocuparse acerca de su seguridad o la seguridad de su familia y amigos. Es importante el contestar las preguntas directamente y honestamente y tranquilizarlos acerca de sus preocupaciones y sentimientos.

Los adolescentes

Los adolescentes en general son capaces de asimilar mucha más información y hacer preguntas más específicas y difíciles. Los adolescentes a menudo hablan con mayor confianza con sus amigos y pares que con sus padres. Como resultado, algunos adolescentes pueden ya tener información errónea acerca de las enfermedades crónicas. Los adolescentes responden de manera más positiva al diálogo abierto que incluye los dos puntos de vista. Ellos no se muestran tan abiertos o sensibles cuando sienten que la conversación expresa un sólo punto de vista.

El aprender acerca de las enfermedades crónicas puede conducir a mejorar el reconocimiento, a entender mejor la enfermedad, a tratarlas, a tener compasión y ayudar a disminuir el estigma.

 

_ Fuente: Lic. Martha Lellenquien (AcceSalud) y American Academy of child and adolescent 

 

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